ENTREVISTA: “En una actividad tan arraigada a su espacio y en contacto constante con su entorno como la agricultura, no puede obviarse el legado familiar»

El mundo agrícola y ganadero y las empresas del sector agroalimentario suman a los factores de incertidumbre general (inflación, coste de la energía, conflicto bélico) los efectos del cambio climático, que tiene consecuencias directas como la actual sequía o el cierre de los canales de riegos de las comarcas leridanas. Por eso, en esta entrevista con el Dr. Manel Plana-Farran, profesor responsable de la asignatura “Gestión de la Empresa Familiar” del Grado en ADE en la Universidad de Lleida y coordinador de la Cátedra de la Empresa Familiar de la Universidad de Lleida, hemos querido revisar la situación actual de la empresa familiar en el entorno agrario.

¿Cuál es el peso de la empresa familiar en el sector agrícola?

Según datos de la Comisión Europea, el 95,2% de las explotaciones agrarias en el espacio europeo, se consideran explotaciones agrarias familiares. También cabe decir que generan el 80% de los puestos de trabajo del sector, cultivan el 60% de las tierras y, uno de los datos más impactantes: más del 33% de los jefes de las explotaciones agrarias familiares tienen 65 o más años. Al otro lado de la pirámide poblacional, vemos que únicamente el 6% de los jefes de las explotaciones agrarias tienen menos de 35 años. No hace falta ser muy despierto para ver que existe un problema de relevo generacional y, en definitiva, un cambio de modelo de las explotaciones agrarias como las conocemos hasta ahora.

Ahora bien, como muchas veces sucede, estos últimos datos deben matizarse como ha hecho de forma muy acertada el economista y director del Observatorio de Economía Agroalimentaria del Colegio de Economistas de Cataluña, Francesc Reguant. En un artículo publicado en la revista Índice con el título: “¿Por qué contamos mal a los agricultores?” respecto a los datos de ocupación en el sector agrario del año 2019, nos dice que la media de edad es la de un sector joven, (41,62 años), los datos son similares a los autónomos (47 años), donde suelen estar los jefes de las explotaciones agrarias familiares. En el caso de las mujeres, las medias son más altas. Las diferencias en los datos son fruto de diferentes aspectos como puede ser la diferencia entre quien está en la gestión y quien tiene la propiedad.

Más allá de estas cifras, existen dos ideas clave de la empresa familiar en el sector agrario; por un lado es la extensa presencia de las explotaciones agrarias familiares en el conjunto del sector agrícola y por otro, el problema del relevo generacional.

¿Valores propios de la empresa familiares como el vínculo con el territorio o el legado, son más fuertes en la empresa familiar del sector productivo?

Sin lugar a dudas existe una cuestión de “militancia” en este tipo de empresas familiares. Muchas veces repito la máxima de que “sin proyecto económico, no existe proyecto social” y me refiero a que la viabilidad económica es un elemento esencial y clave que se añade a los elementos expuestos en la pregunta. En una actividad tan arraigada a su espacio y en contacto constante con su entorno como es la agricultura, no puede obviarse el legado familiar, el constante cuidado e interacción con su territorio, la producción y transformación de alimentos y también , la necesidad de obtener una rentabilidad justa y equilibrada en la cadena agroalimentaria. Y este es uno hay uno de los principales elementos de análisis y constante reivindicación por parte de las explotaciones agrarias, la falta de una distribución más ecuánime del valor añadido generado en la cadena de valor. En definitiva, que el precio que paga el cliente final por los productos agroalimentarios, se distribuya de forma más equitativa por todos aquellos actores que conforman la cadena de valor. Y en el inicio de esta generación de valor están las explotaciones agrarias familiares.

También hay que remarcar que las economías de escala, las integraciones verticales hacia atrás y las inversiones realizadas por empresas que no son «genuinas» del sector agroalimentario están cambiando la fisonomía de esta actividad económica. Cada vez existen más grupos empresariales que invierten en este sector, reduciendo la presencia de las empresas agrarias familiares.

¿Hay relevo generacional en la empresa familiar del mundo rural?

Los datos nos dicen que el relevo generacional es uno de los problemas y preocupaciones que están sobre la mesa de las diferentes administraciones, empezando por las instancias europeas. Una de las patas de la Política Agraria Común (PAC) es la de facilitar el relevo generacional de este tipo de explotaciones, pero se puede ver cada vez más el malestar de un sector que genera dos elementos básicos y fundamentales de la nuestra sociedad, alimentos que abastecen las tiendas y que permiten alimentarnos día tras día (este fue uno de los objetivos del nacimiento de la PAC, abastecer de alimentos a un continente devastado por la II guerra mundial y que se tuviera acceso a estos alimentos en unos precios razonables) y una contribución fundamental al PIB, convirtiéndose en un sector “locomotora”.

El mundo agrícola y ganadero y las empresas del sector agroalimentario suman a los factores de incertidumbre general (inflación, falta de suministro), los efectos del cambio climático, ¿cómo cree que es necesario afrontar esta situación?

La sequía actual y la crisis de riego que ha tenido el Canal de Urgell y el Segarra-Garrigues nos ha hecho ver que hay una Catalunya que ha sido y es la despensa donde se produce alimentos y que siempre se ha ido adaptando. Y ahora, también lo hará: las empresas familiares agrarias siempre han hecho de la necesidad de virtud. De hecho, ya se están realizando plantaciones adaptadas a los recursos hídricos menguantes. Las plantaciones de viñedos hacia el Prepirineo, especialmente en el Pallars Jussà y Sobirà son ejemplo de esta adaptación a otro escenario climático.

Volviendo al Canal de Urgell, es una de las obras que ha tenido más trascendencia en nuestra historia productiva, económica y social, convirtiéndose en el pacto más claro entre la burguesía y el agricultor. Hace 160 años que empezó a correr agua por unos Canales que han permitido florecer toda una producción y una industria agroalimentaria vital por nuestro país; sin embargo, en la actualidad la producción, la transformación y, sobre todo, la comercialización de estos productos representa el reto esencial para las explotaciones agrarias familiares.

Y los retos de estas explotaciones también representan una necesidad de país, un país equilibrado, desde el punto de vista económico, social y poblacional, es una necesidad que no podemos rehuir. Por último y como ejemplo de lo que digo es lo  sucedido con el incendio de la Ribera de Ebro del año 2019. Los frentes de los incendios que se pudieron controlar antes, coincidieron con los campos que estaban cultivados. Para reflexionar sobre ello.