Entrevista a Mª Àngels Vallvé i Ribera: “la empresa familiar busca su sostenibilidad a largo plazo”
– Usted ha sido la primera mujer agente de cambio y bolsa en el Estado Español, ¿Qué o quién la impulsó a dedicarse este mundo de las finanzas?
Una vez licenciada en Economía empecé a trabajar en la empresa de mi familia. Mi principal función fue entrar en el mundo financiero de los mercados de las comodities y realizar operaciones de cobertura para evitar las excesivas fluctuaciones del cobre, que era una de las materias primas que utilizábamos para fabricar los productos elaborados de metal. Posteriormente, mi marido y unos amigos me animaron a presentarme a las oposiciones de Agentes de Cambio y Bolsa. Era la primera vez que podían presentarse mujeres.
– ¿Qué obstáculos tuvo que superar en un entorno tan masculino?
Dado que había ganado unas oposiciones, era Agente de Cambio y Bolsa y, por tanto, tenía los mismos derechos y obligaciones que mis compañeros del Colegio Profesional. Sin embargo, al ser una mujer tuve que demostrar más veces mis conocimientos y mi actividad profesional. A las mujeres se nos exige un excelente, cuando a los hombres con un aprobado les basta para escalar niveles de apoderamiento. Creo que, todavía hoy, existe una vara de medir diferente entre el profesional masculino y el femenino. De todas formas, una vez superados los primeros momentos, no he encontrado impedimentos, por el hecho de ser mujer, para el desarrollo de mi labor, tanto en el ámbito colegial como en mi despacho profesional.
– ¿Cree que las finanzas siguen siendo un mundo masculino o, como en otros ámbitos profesionales, existe una feminización de la profesión?
Desde los años setenta del siglo pasado, han pasado muchas cosas y las mujeres hemos ido conquistando cuotas de participación y poder en el mundo de las finanzas. Yo fui la primera mujer Agente entre 115 profesionales; antes de la reforma fuimos tan sólo 6. Hoy en día, sin embargo, muchas mujeres ocupan cargos de responsabilidad sobre todo en el ámbito de la gestión de patrimonios. Y debo decir con contundencia que lo hacen con excelentes resultados. Sin embargo, todavía queda camino por recorrer, a fin de conseguir la plena igualdad en cargos directivos.
– Y después fundó GVC Gaesco, ¿por qué? ¿Qué espacio vio que era oportuno ocupar?
A raíz de la Ley de Reforma de los Mercados de Valores de 1988, desapareció la figura del agente como profesional persona física. En su lugar aparecieron sociedades y agencias de valores que eran los nuevos miembros de los mercados. Junto con otros dos agentes fundamos una sociedad de valores “Garçon, Vallvé y Contreras”, la actual GVC. Posteriormente, compré la participación de mis dos colegas y unos años más tarde la compañía Gaesco. Por ese motivo, el grupo que presido tiene como denominación GVC Gaesco. Entiendo que este grupo llena un espacio, el de ofrecer servicios de asesoramiento a inversores y emisores, siguiendo determinados valores, que son la lealtad, la transparencia y la eficacia a la vez que una total independencia, lo que no tienen otros grupos vinculados a la banca oa grandes instituciones.
– ¿Qué valores y principios ha querido inculcar en su empresa?
En primer lugar, toda nuestra actividad actúa en torno a la figura del cliente. Debemos al cliente un servicio honesto, leal, transparente y eficaz. Nuestro propósito es “cuidar” las inversiones de los ahorradores, haciendo todo lo posible por preservar su capital y rentabilizarlo, de acuerdo con el riesgo que puedan o quieran asumir. Por otra parte, también cuidamos las actividades de los emisores, tratando de asesorarles al buscar los recursos más adecuados para los proyectos que tienen planeados.
– En su experiencia, ¿qué importancia tiene la empresa familiar en el entorno económico y financiero?
En mi opinión, la empresa familiar ocupa un espacio muy importante en el mundo económico y financiero. Algunas de las grandes empresas cotizadas en las Bolsas son familiares y su valoración resulta a menudo superior. Una de las principales razones es que la empresa familiar busca su sostenibilidad a largo plazo. Su gestión tiene prioridades muy bien definidas. Por otra parte, en una empresa no familiar, a menudo las intenciones de sus máximos directivos es conseguir un resultado extraordinario a corto plazo, aunque ello pueda provocar un aumento descontrolado de los gastos o proyecciones poco razonadas. Nuestros gestores y analistas visitan personalmente a más de 100 empresas cada año y ven estas diferencias con mucha claridad.